Dios Padre y protector mío, sáname
Dios Hijo,
médico hecho hombre, sáname
Dios
Espíritu Santo, sanador y santificador, sáname
Santísima
Trinidad, uno y trino, sáname
Jesús nacido
en Belén:
- De mis heridas en la infancia, sáname Señor
- De la falta de cariño y ternura, sáname Señor
- De la ausencia de mis padres, sáname Señor
- De cualquier maltrato, sáname Señor
- De cualquier abuso, sáname Señor
Jesús,
perdido y hallado en el templo:
- De cualquier abandono, sáname Señor
- De la falta de un hogar y familia, sáname Señor
- De la soledad sufrida, sáname Señor
- De la falta de confianza, sáname Señor
Jesús,
camino, verdad y vida
- De toda infidelidad sufrida, sáname Señor
- De toda infidelidad cometida, sáname Señor
- De toda mentira, sáname Señor
- De toda hipocresía, sáname Señor
- De toda falta de comprensión en mi matrimonio, sáname Señor
- De todo maltrato, insulto, palabras hirientes en mi matrimonio, sáname Señor
- De toda mal causado por la pornografía, sáname Señor
- Del aborto cometido, sáname Señor
- De cualquier adicción, sáname Señor
- De todo mal causado a mis hijos, sáname Señor
- De todo mal recibido por mis padres, sáname Señor
De cualquier
miedo, líbrame Jesús
De las
heridas en mi mente, líbrame Jesús
De las
heridas en mi corazón, líbrame Jesús
De las
heridas en mi cuerpo, líbrame Jesús
De cualquier
pensamiento negativo, líbrame Jesús
De la falta
de amor a mí mismo, líbrame Jesús
De toda
desesperación, líbrame Jesús
De toda
soledad, líbrame Jesús
En tus
santas llagas escóndeme Jesús
Con tus
manos santas, acaríciame Jesús
Con tu
mirada tierna, levántame Jesús
En tus
hombros fuertes, llévame Jesús
Con tus
brazos siempre abiertos, abrázame Jesús
En tu pecho encendido
de amor, acógeme Jesús
ORACIÓN: Jesús, hijo de Dios, ten compasión de mí. Me presento
vulnerable, con mis heridas abiertas para que tú las habites. No permitas que
me separe de ti para que desde tu cercanía y ternura pueda sanar y ser testigo
del amor tan grande que me tienes. Fortalece mi voluntad para perdonar a los
que me han herido y dame tu humildad para saber yo también pedir perdón a las
personas que han sido heridas por mí.
Madre mía,
que tu compañía me sostenga en mi caminar hacia el cielo para que desde la
cruz, junto a ti, sin dejar mirar a tu Hijo traspasado por mis pecados, pueda
sanar y vivir la paz que sólo viene del amor de Dios.
(Del libro “Sal de tu cielo”. Autor: P. Guillermo Serra, L.C.)
©Padre Guillermo Serra, L.C. 2015