martes, 3 de febrero de 2015

LETANÍAS DE SANACIÓN INTERIOR





Dios Padre y protector mío, sáname

Dios Hijo, médico hecho hombre, sáname

Dios Espíritu Santo, sanador y santificador, sáname

Santísima Trinidad, uno y trino, sáname


Jesús nacido en Belén:

  •   De mis heridas en la infancia, sáname Señor
  •   De la falta de cariño y ternura, sáname Señor
  •   De la ausencia de mis padres, sáname Señor
  •   De cualquier maltrato, sáname Señor
  •   De cualquier abuso, sáname Señor



Jesús, perdido y hallado en el templo:

  •  De cualquier abandono, sáname Señor
  •  De la falta de un hogar y familia, sáname Señor
  •  De la soledad sufrida, sáname Señor
  •  De la falta de confianza, sáname Señor



Jesús, camino, verdad y vida

  •   De toda infidelidad sufrida, sáname Señor
  •   De toda infidelidad cometida, sáname Señor
  •   De toda mentira, sáname Señor
  •   De toda hipocresía, sáname Señor
  •   De toda falta de comprensión en mi matrimonio, sáname Señor
  •   De todo maltrato, insulto, palabras hirientes en mi matrimonio, sáname Señor
  •   De toda mal causado por la pornografía, sáname Señor
  •   Del aborto cometido, sáname Señor
  •   De cualquier adicción, sáname Señor
  •   De todo mal causado a mis hijos, sáname Señor
  •   De todo mal recibido por mis padres, sáname Señor

De cualquier miedo, líbrame Jesús
De las heridas en mi mente, líbrame Jesús
De las heridas en mi corazón, líbrame Jesús
De las heridas en mi cuerpo, líbrame Jesús
De cualquier pensamiento negativo, líbrame Jesús
De la falta de amor a mí mismo, líbrame Jesús
De toda desesperación, líbrame Jesús
De toda soledad, líbrame Jesús

En tus santas llagas escóndeme Jesús
Con tus manos santas, acaríciame Jesús
Con tu mirada tierna, levántame Jesús
En tus hombros fuertes, llévame Jesús
Con tus brazos siempre abiertos, abrázame Jesús
En tu pecho encendido de amor, acógeme Jesús

ORACIÓN: Jesús, hijo de Dios, ten compasión de mí. Me presento vulnerable, con mis heridas abiertas para que tú las habites. No permitas que me separe de ti para que desde tu cercanía y ternura pueda sanar y ser testigo del amor tan grande que me tienes. Fortalece mi voluntad para perdonar a los que me han herido y dame tu humildad para saber yo también pedir perdón a las personas que han sido heridas por mí.

Madre mía, que tu compañía me sostenga en mi caminar hacia el cielo para que desde la cruz, junto a ti, sin dejar mirar a tu Hijo traspasado por mis pecados, pueda sanar y vivir la paz que sólo viene del amor de Dios.

(Del libro “Sal de tu cielo”. Autor: P. Guillermo Serra, L.C.)
©Padre Guillermo Serra, L.C. 2015