miércoles, 28 de enero de 2015

ORACIÓN PARA SANAR LAS HERIDAS




¡Sáname, Señor!
De las esperas y de los olvidos del destino
De las indiferencias de los corazones
que hieren el mío

Sáname, Señor, de mis descuidos
De aquellos errores que he cometido
al dar pasos sin pensar en Ti
ni en Tus caminos

Sáname de las decepciones
De aquello que anhelo y nunca ha sucedido
De la esperanza perdida
De aquello que nunca olvido

Sáname, Señor, de aquello que oculto
y que guardo, por temor, en el rincón del olvido
Aquello que por vergüenza
bajo el silencio, no lo digo

Sáname, Señor,
del querer sentirme amado y comprendido
Del orgullo que desea
ser tenido en cuenta y sostenido

Que solamente busque ser pequeño
tenido en nada
sencillo y abrazado a Tus designios

Sáname… en fin Señor, enséñame
Ámame, que Te necesito

(Del libro “Sal de tu cielo”. Autor: P. Guillermo Serra, L.C.)
©Padre Guillermo Serra, L.C. 2015

lunes, 26 de enero de 2015

¿CÓMO DEJAR QUE CRISTO SANE MIS HERIDAS EN LA ORACIÓN?



La oración es una cita con el Médico de nuestras almas, nuestro Creador y Redentor. El conoce y guarda nuestras entradas y salidas (Salmo 120), nuestra historia, nuestras heridas, nuestras miserias y también nuestros deseos de sanar, de vivir y caminar en su presencia (Salmo 144)

Al hacer silencio en la oración, acallo mis heridas, mi dolor, mis “por qués”, mis frustraciones y fijo mi mirada en el Divino doctor. Dejo así que sea Él quien me pregunte por mis heridas, cicatrices, mi historia.

Me sorprenderé si le dejo hablar. Él las conoce mejor que yo. Él estuvo y está presente, a mi lado, me ha cargado y me cargará para que no sufra tanto el peso de estas heridas. Es más, Él ha experimentado primero estas heridas en su propia carne y por ellas, hemos sido curados (Isaías 53,5)

Descubro que Él no está tan lejos, no estuvo tan lejos. Que necesito que Él me cuente mi historia, como lo hizo con los discípulos de Emaús (Lucas 24). Pedirle que camine conmigo, que se quede en mi casa, en mi corazón. Que parta su pan en mi presencia, que coma con Él la Eucaristía y que así yo pueda vivir y alimentarme de sus heridas y de su Pasión.

Era necesario que Jesús viniese a mi alma en la oración para que sanase mis heridas con sus manos taladradas por los clavos, con su mirada penetrante, dulce, suave y serena; con su voz firme y acogedora; con su presencia paciente y luminosa.

“Cuéntame tú Señor mi historia, la historia de mi vida, de mis heridas. Sáname Señor, porque Tú eres mi luz y mi salvación y ninguna herida ni nadie me podrá hacer temblar (Salmo 26)

Toma mis heridas, Señor, son tuyas; y déjame que las tuyas sean mías. Escóndeme en las mías y yo me esconderé en las tuyas. Mira tú mi vida, redímela y sánala; mire yo la tuya y acójala con amor y esperanza.

Que mi soledad y dolor sean ahora sanados por tu protección y amor. Amigo fiel que nunca fallas, Doctor de mi alma, Médico de mis llagas y de mis heridas.

Me dan miedo y me avergüenzan mis heridas. Pero tus heridas fueron tu gloria y el triunfo que presentaste a tu Padre. Por mis heridas seré victorioso si te las presento a ti para que las cures y las conviertas en señal de amor y victoria. Con esta señal llegaré al cielo y me presentaré con confianza ante tu Padre, que es también mi Padre”

¿Cómo hacer una revisión médica espiritual frente a Cristo?

1.      Acto de fe: “creo que Señor que eres el Divino doctor, Hijo de Dios, encarnado por amor a mí. Vienes a sanarme con tus heridas”

2.      Acto de confianza: “confío en ti Señor porque tus promesas son eternas y quieres mi bien. Enséñame a conocer mi bien abriéndote mi alma y mis heridas”

3.      Acto de amor: “te amo Señor porque me has amado tú primero. Te amo Señor porque me lo has demostrado con tu amor, con tus heridas que siguen abiertas para que yo me esconda en ellas”

4.      Acto de entrega: “te entrego mi historia, mi pasado, mi presente y mi futuro. Con mi historia te entrego los capítulos tristes y los alegres. Mis heridas, confusiones, dolores, ofensas, traiciones, infidelidades, indiferencias, pecados, pérdidas, abusos, rencores, todo. Las que he sufrido y las que he hecho yo sufrir a mis hermanos. Con mi presente te entrego mis cruces diarias, mis amores, mis dolores. Con mi futuro te entrego lo que soy y puedo ser, mis anhelos, mis sueños y mis penas futuras”.

5.      Acto de “despojo”: despojarse de toda vestidura, protección, careta. Desnudar el alma ante Dios, presentarle mis heridas como son, donde están. No hay nada oculto para Dios. “Así soy Señor, así he sufrido, están son mis heridas, tú las conoces, aquí te las presento con cierto temblor pero a la vez confianza. Es mi vida, mi historia, mi identidad. No lo puedo cambiar, pero sí puedo dejar que me sanes”.

6.      Acto de humildad: “entra Señor en mis heridas, me duele abrírtelas, me humilla volver a ellas, pero sé que hasta que no sean tuyas, no sanarán. Tuyas son, habítalas; tuyas son, sánalas”.


Para la oración:

1.      ¿Cuáles son mis heridas? Identificarlas en la oración, repasando la propia vida junto a Cristo, entrando en nuestro corazón.

2.      ¿He perdonado a Dios? ¿Me he perdonado a mí mismo? ¿Me falta perdonar a alguien? ¿He pedido perdón a Dios?

3.      ¿Dónde me puede dar Dios cita, dónde puedo encontrarle para que me sane? ¿Cómo va mi oración? ¿Mi cercanía a la Eucaristía? ¿Con qué frecuencia me confieso?

4.      ¿Estoy abierto desde la fe al milagro que experimentaron tantos hombres y mujeres en el Evangelio? ¿Sé realmente “qué es lo que quiero que Jesús haga en mi corazón?

“Gracias Señor por entrar en mis heridas, por estar siempre presente, por ayudarme a curarlas, a cicatrizarlas. Quiero que esta marca que quede sea un recuerdo de tu amor, un compromiso de mi decisión de vivir confiando en ti.

(Del libro “Sal de tu cielo”. Autor: P. Guillermo Serra, L.C.)

©Padre Guillermo Serra, L.C. 2015

jueves, 22 de enero de 2015

¿CÓMO PRESENTAR MIS HERIDAS A CRISTO EN LA ORACIÓN?


La oración es presentar mis heridas a Cristo, dejar que tome mi corazón, mi historia, y mis sentimientos: toda mi miseria para que Él los coloque en su corazón y allí yo vea cómo se transforman por su amor misericordioso: en vida, en esperanza, en plenitud. 

Es un donar mis heridas a Cristo para que me done su misericordia. Miseria y misericordia se juntan para obrar el misterio del amor de Dios que solo se logra desde un corazón confiado.

10 A’s (actitudes) para presentar las heridas en la oración a Dios

1. Apertura: entrar a la oración con un corazón abierto, con el alma desnuda, con mi espíritu ligero. Si abro mis heridas, Dios las sana, Él es médico. Podré volar, revestirme de su amor y compañía; mi corazón latirá al mismo ritmo que el suyo.

2. Acción de gracias: comenzar la oración, mi “examen médico” agradeciendo a Dios todo lo que me ha dado, enciendo mi alma de amor por lo que me quiere. También darle gracias por lo que me ha quitado, cómo me ha guiado. Él nada quita y todo lo da. 

3. Arrepentimiento: Que mi corazón se sienta realmente triste, por haber ofendido al amigo, no por verme imperfecto. Que este arrepentimiento surja por amor, desde el amor y en el amor.

4. Alegría: Es la alegría de quien quiere sanar, confía en que puede sanar y quien sabe que acude a quien lo puede sanar. Es una alegría profunda, un gozo. Cristo es feliz de vernos y de curarnos. Que me alegre de recibir su amor.

5. Amor: que sea un acto de amor, no de temor. Señor te he ofendido, he amado poco. Enséname a amar. Contemplar su vida terrena, dejar que su Palabra se hunda en mi vida y dejarse caminar el corazón por este amor que no tiene fin.

6. Admiración: maravillarse de lo que sucede, quedo limpio, esto vivo, sus heridas me han curado.

7. Amnesia: Dios sufre esta enfermedad, pérdida de memoria. No recuerda ya nuestros pecados. Ojalá nosotros tampoco recordemos nuestros pecados y sí su misericordia. Su perdón es profundo, total y si Él nos perdona. ¿Quién soy yo para no perdonarme o para preocuparme de algo que Él ya no recuerda?

8. Alabanza: alabar a Dios por ser tan cercano y por respetar mi libertad. Él me espera, no empuja.

9. Amistad: renovar mi amistad con Él, amistad que queda sellada en cada confesión con mi apertura y con su misericordia. Es un pacto de sangre, la mía y la tuya se juntan y quedo lavado por la tuya.

10. Abrazo de un Padre: experimentar el abrazo del Padre de las misericordias, que me estrecha con tanta fuerza que apenas me deja hablar. Es un amor incondicional, todo lo perdona. Que mi propósito sea amar más, amar mejor y no ofender a mi Padre.

Para la oración:

1.      ¿Cuál de estos pasos me cuesta más o está ausente en mi oración?

2.      ¿Cómo vivo mi confesión? ¿Me preparo para este encuentro? ¿Soy capaz de examinarme bien, ver mis actitudes y desnudar mi alma ante Cristo para que Él la sane?

3.      ¿Qué dificultades experimento en la oración, en la confesión que me impiden presentar mejor mis heridas? ¿Tengo alguna herida escondida que no presento?

Mis heridas en las tuyas, mi miseria en tu misericordia. Quiero vivir la más alta expresión de tu amor para crecer, volar, ser libre, sanar y alcanzarte Señor. Sin tu misericordia el mundo no existiría. Sin tu misericordia mi corazón no existiría, no podría amar porque no sabría ser amado.

(Del libro “Sal de tu cielo”. Autor: P. Guillermo Serra, L.C.)
©Padre Guillermo Serra, L.C. 2015

domingo, 18 de enero de 2015

EXAMEN PARA CONOCER MIS HERIDAS




¿Cómo vienen y cuáles son las fuentes más comunes de heridas a nuestra vida?
Las necesidades emocionales básicas en el hombre se satisfacen por medio del amor y la comunicación. El rechazo provoca que el individuo no pueda recibir amor, seguridad, aceptación e identidad. El rechazo es una herida profunda que causa destrucción en el individuo. Las fuentes más comunes se dan a continuación:

A- Antes de nacer:
-Rechazo en el feto a causa de embarazo no deseado.
-Sexo no deseado
-Embarazo no planificado por la pareja; en medio de conflictos matrimoniales; por sexo prematrimonial o como resultado de una violación.
-Enfermedades físicas de la madre. (niño nace enfermo).

B- En la niñez:
-Falta de cuidado y atención en la infancia y en la niñez.
-Comparación entre hermanos, que produce rivalidad o discordia.
-Sarcasmo, frases groseras o hirientes.
-Apodos o burlas por limitaciones o fracasos. Expresiones tales como: orejón, panzón, etc. Que produce temor al fracaso, inadecuación, etc.
-Golpes, maltratos, brusquedad en el trato (ojo, no es que se corrija y/o discipline).
-Falta de interés en sus necesidades de ser escuchado, protegido, ayudado en sus tareas, provisto, etc.
-Abuso e imposición de trabajos y normas severas.
-Falta de amor expresado en ternura, caricias, alabanzas, etc.
-Falta de comunicación e interés, pasividad e indiferencia en las relaciones.
-Hijos adoptados.
-Sobreprotección; subestimación del niño en sus capacidades, fuerza física, etc.
-Excesiva dominación.
-Maltrato, abandono, escándalos, etc. Por parte de padres alcohólicos o drogadictos.
-Padres que han sufrido rechazo y que están incapacitados de dar y recibir amor.
-Critica, juicio, etc.
-Substitución de regalos por amor.
-Falta de hogar.
-Hogares destruidos.

C- En la adolescencia:
-Padres que establecen metas falsas o injustas.
-Relaciones paternas defectuosas.
-Malas relaciones familiares.
-Malas relaciones con compañeros.
-Amistades quebrantadas; sentirse defraudado o abandonado por aquel que consideraba amigo.
-Falta de logros.
-Abuso
-Ser excluidos de grupos; sentimientos de burla, menosprecio, incomprensión.

D- En el Matrimonio:
-Conflictos entre la pareja.
-Infidelidad de una o ambas partes.
-Maltrato, falta de respeto, palabras hirientes, insultos, ofensas, falta de confianza.
-Un cónyuge alcohólico, drogadicto, o con cualquier vicio (pornografía, agresor sexual, criminal).
-Menosprecio.
-Separación o Divorcio.
-Abuso físico, sexual o emocional.

E- En la sociedad en general: 
-Falta de aceptación
-Comentarios crueles de compañeros y amigos
-Grupos que lo excluyeron (en la escuela, el colegio, trabajo, iglesia)
-Malos tratos.
-Competencia cruel y desleal.
-Amistades destruidas.

-Fraude y/o quebrantamiento de un noviazgo.

lunes, 5 de enero de 2015

EL AMOR ES...




Levantarse y llenar la mente con un nombre
Sonreír con ingenua complicidad
Caminar juntos sin importarnos la lluvia
Mojarse de alegría
Escribir un futuro y pasar juntos las hojas
Soñar paraísos escondidos y perderse

Pero sobre todo...

Dar un sí y sostenerlo hasta el final
Encontrar los límites y acariciarlos con paciencia
Perdonar, olvidar y seguir caminando
Descubrir defectos pero sobre todo renovar afectos
Crecer juntos para ser mejores, no sólo mayores
Tener detalles como nunca para amar por siempre
Mirarse, al fin, en silencio, diciéndose todo y nada

domingo, 4 de enero de 2015

CUANDO HAY AMOR ES SUFICIENTE




Eran tres peregrinos de Oriente
Cargados de regalos e ilusión
Viajaban guiados por una estrella
Señal divina en su decisión

En un largo camino lleno de peligros
La fe les infunde prisa
La esperanza determinación
La caridad les prepara el corazón

Van en busca del Rey nacido en Belén
Las Escrituras lo han dicho bien
Ya están cerca de cumplir la promesa
Por fin lograron alcanzar la certeza

Son llevados por la estrella
En lo profundo de la noche bella
El silencio cubre todo el campo
En espera de un nuevo canto

En lo profundo de la cueva
Van entrando los pastores
Admirados ante tan gran prueba
Dejan a María sus pobres dones

Los tres Magos se inclinan
En humilde actitud de adoración
Ojos fijos en el predilecto
En el Rey de toda nación

Traen regalos imagen de su amor:
Oro puro como canción
Precioso don  para su Señor
Incienso que se alza como
Perfume suave para su Dios
Mirra que anuncia su destino
Recuerdo santo para su Redentor

Alma mía, mira bien
Despierta en esta noche santa
Vete tú corriendo a Belén
Ofrece algo al niño también

No eres rica, bien lo sé
Pero algo tendrás para regalar
A Aquél que por ti
Un día morirá

Busca bien muy dentro de tu corazón
Quizás hay un pequeño rencor
O una duda de su amor
Quizás es ese miedo llamado temor
O una espina clavada de dolor

Algo habrá que regalar
Un propósito hecho oración
O el don de tu perdón
Quizás el evitar una tentación

Busca bien alma mía
Tú también tienes un oro
Y un incienso para arder
También la mirra para dejar a sus pies

Sólo tu amor por Él sabrá
Qué es lo que debes ofrecer
No eres Mago ni de Oriente
Pero cuando hay amor es suficiente

Porque el regalo que Él más quiere
No sé compra ni se envuelve
Ni tiene precio ni provecho

Es tu vida junto a Él
En adoración y confianza
En silencio y gratitud
Por lo mucho que te ha dado
Y lo tanto que te ha amado

sábado, 3 de enero de 2015

ESOS TUS OJOS

ESOS TUS OJOS



Dichosos los que han visto
A Dios envuelto en pañales
Milagro realizado en Belén
Dando fin a todas las señales

Carne mía y vida mía
Niño de las promesas
Mi alma salta de alegría
Dios conmigo para siempre

Entro temblando en tu humilde casa
Ojos fijos en tu mirada
Dos gotas de cielo anticipado
Ternura de lo alto derramada

Esos tus ojos
Me limpian la mirada
Me regalan esperanzas
Me acallan mis temores
Me hablan de cariño
Me cantan melodías
Me donan paz

Esos tus ojos
Reirán ante tu dulce Madre
Se elevarán al Padre cada noche
Soñarán con tus discípulos
Sanarán enfermos y pecadores
Se entristecieron ante la muerte

Esos tus ojos
Resucitarán para darnos esperanza
De vivir para verlos nuevamente
Fijos en el corazón del Padre
En el gozo del Espíritu de Amor

Esos tus ojos, Jesús mío
Quiero por siempre contemplarlos
Aquí en esta tierra de dolor
Porque así me sentiré seguro

Esos tus ojos que son
Testigos de mi destino
Presencia de un amigo
Fuerza en el camino

Amor así escondido 
De un Dios que ha nacido
Parar llorar conmigo
Y recordarme mi destino

El cielo bendito que hecho
Niño se me abre
En esos ojos tuyos, Jesús mío