viernes, 27 de marzo de 2015

SAL DE TU TIERRA




SAL DE TU TIERRA[1]

Abandonar las raíces más profundas
Renovar la identidad en la inseguridad
Caminar incierto hacia la certeza
Contar estrellas[2] con frío y humildad

Avanzar lentamente con la misma fe
Confiar en el escudo[3] del silencio[4] de Dios
Encontrar la plenitud en su amistad
Contar estrellas con fuego y verdad

Sacrificar lo más tierno y querido
Recibirlo nuevamente en fidelidad
Escuchar el eco de ese “Sal de tu tierra”
Contar estrellas con lágrimas[5] y generosidad

Sal de tu tierra, hazte peregrino del Amor
Sigue a tu padre Abraham
Sus huellas te guiarán hacia las estrellas
Cuéntalas si puedes y al final ya llegarás
A la tierra prometida de Jesús
Tu cielo hecho promesa de fidelidad


[1] Yahveh dijo a Abrán: «Sal de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré.
De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición (Gn 12,1-2)
[2] Levanta la mirada al cielo y cuenta si puedes las estrellas. Así será tu descendencia” (Gn 15,5)
[3] No temas Abrán, yo soy tu escudo (Gn 15,1)
[4] Verdaderamente tú eres un Dios escondido (Is 45,15)
[5] De mi vida errante llevas tú la cuenta, ¡recoge mis lágrimas en tu odre! (Salmo 56,9)




PEREGRINO VOY POR ESTE MUNDO

Dejé mi tierra hace tiempo y voy buscando una meta
Lugar de mi sentido y de mi descanso
Como peregrino pasos doy confiando en el camino
Más sé que el camino es la huella del que me llama

Me canso sí de tanto andar y no encontrar sentido
Muchas veces pienso en el regreso a mi lugar de origen
Vivir sin salir de sí es más fácil y menos peligroso
Sentirse seguro en el yo enorgullecido

Necesito un signo que venza mis dudas
Una señal que me haga volar sin preguntar
Mi camino marcar para no dar marcha atrás
Compartir conmigo un poco de pan y una amistad

Sal de tu cielo si es que vives allá a lo lejos
Mi soledad me pesa y me enloquece cada día
Adelante quiero ir pero ya no se ser peregrino
Busco al que me llama y me deja siempre herido

Tengo sed de ti y de tu destino
Háblame tú que me llamas peregrino
Pon tu tienda divina junto a la mía
Necesito un hermano para contar estrellas
Y soportar el peso del camino





(Del libro Jesús a mi alma. Autor: P. Guillermo Serra, L.C.)
©Padre Guillermo Serra, L.C. 2015








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